Construcciones en la Ingenieria

La industria de la construcción cumple un importante rol en el desarrollo de un país, tanto cultural como económico ya que, a través de la construcción se satisface las necesidades de infraestructura de la mayoría de las actividades económicas y sociales de una nación. Pese a ello, la industria de la construcción es, probablemente, una de las industrias que presenta un menor grado de desarrollo, frente a otras, tales como la informática o las telecomunicaciones.

En el caso especial de la construcción civil, se define como el área que lleva a cabo la edificación de una infraestructura de uso pública o privada, urbana o rural.


La industria de la construcción se puede dividir en dos grandes grupos: diseño y ejecución. Dando lugar a un gran grupo de profesionales, tales como arquitectos, ingenieros civiles, ingenieros en construcción y constructores civiles. Derivando estos en muchos más, como es el caso de dibujantes técnicos, o técnicos de nivel superior o universitario en construcción. En un ejemplo simple, como el caso de la construcción de una casa, el arquitecto diseña la obra, el ingeniero civil calcula las medidas y efectuá la evaluación necesaria, y el constructor civil la edifica, siendo este último quien lleva la mayor parte del tiempo en terreno. En cualquier momento, si surge alguna dificultad, los profesionales ya nombrados se reúnen para planificar y buscar las soluciones más beneficiosas

Ingeniería civil: construcción de grandes presas
Actualmente hay en el mundo más de 1.200 grandes presas en construcción. A pesar de las diferentes opiniones, técnicos de todo el mundo trabajan en estas grandes obras de la Ingeniería Civil. Como afirma Luis Berga, presidente de la Comisión Internacional de Grandes Presas (Icold), “hay que huir de los antagonismos: ni mucha ingeniería ni mucha ecología ni mucha economía”.
Presa de Mequinenza (Zaragoza). Foto: Astrosuf.
Según la definición de la Comisión Internacional de Grandes Presas (Icold), una gran presa es aquella que supera los 15 metros de altura o que, con más de 5 metros, tiene un volumen de embalse de más de 3 millones de metros cúbicos. Las primeras presas se construyeron hace unos 5000 años. Sin embargo el periodo de mayor actividad constructora de grandes presas se sitúa entre 1960 y 1980, especialmente en China, Estados Unidos, India y lo que fue la Unión Soviética. En España el proceso constructor se extiende desde época romana. No en vano el inventario de grandes presas actualmente en explotación se inicia con las de Cornalbo y Proserpina del siglo II d.C.
Sus funciones son controlar las inundaciones, proporcionar energía hidráulica y suministrar agua para usos domésticos, industriales o regadíos. Proporcionan el 19% de la electricidad mundial total e irrigan el 40% de los territorios mundiales de agricultura de regadío. España se caracteriza por un régimen hidrológico de extraordinaria irregularidad, en continuo tránsito de la sequía a la inundación. Aquí se han construido numerosas presas para paliar las desastrosas consecuencias de estos fenómenos y que garanticen la disponibilidad de agua tanto para el abastecimiento como para las actividades económicas. Así pues, en nuestro país la construcción de nuevas presas sigue siendo defendida por muchos en la misma medida que la mejora de la explotación de los embalses ya existentes.
Actualmente hay más de 1.200 grandes presas en España que aportan una capacidad de unos 56.000 hm3. España es el quinto país del mundo después de China, Estados Unidos, India y Japón con mayor número de ellas y el primero en número de presas por habitante y kilómetro cuadrado. Más de 100 de las mismas ya existían en el año 1915 y unas 450 son anteriores a 1960. Estas cifras indican que una parte importante de los esfuerzos debe centrarse en su conservación y reparación, manteniéndolas en unas condiciones óptimas de explotación y seguridad acorde con las exigencias del siglo XXI.
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Canal de Isabel II, en Madrid.
Ingeniería civil: un ingeniero multidisciplinar

Alguien alguna vez definió a los ingenieros civiles como aquellos ingenieros que se caracterizan por servir a los demás. Bien analizado, el nombre resulta apropiado, ya que la labor de los ingenieros civiles está muy relacionada con lo que la gente hace en sus actividades diarias. En general, estos ingenieros proveen soluciones con el propósito de beneficiar a la sociedad a través de la reducción y control de la polución del aire, suelo y agua; del análisis, diseño y construcción de la infraestructura necesaria para satisfacer necesidades sociales de la más variada índole. Las áreas donde desarrollan sus actividades afectan cuestiones básicas de la sociedad, como son la vivienda, el transporte, los recursos del agua y la calidad del medio ambiente. Esto involucra el planeamiento, la ingeniería de detalle, la construcción de edificios, caminos, puentes, presas, el tratamiento de efluentes, el suministro de agua potable a las ciudades, y todas las formas de tratamiento de residuos sólidos urbanos.
Las tendencias en la industria y el Estado muestran que el ingeniero civil del siglo XXI no solo deberá poseer un profundo conocimiento de física, matemáticas, procedimientos de análisis y especificaciones técnicas de los materiales. Además deberá contar con habilidades para comunicarse efectivamente, participar en equipos de trabajo con otros profesionales, liderar proyectos multidisciplinarios, y poseer la comprensión del impacto legal, político y socioeconómico que los proyectos de ingeniería tendrán en las comunidades. En concreto, en la construcción de grandes presas, la ingeniería debe tener en cuenta muchos factores que antiguamente no se valoraban tanto. Además de los aspectos propios como el conocimiento de la geología, del comportamiento del agua y del clima, un ingeniero debe calibrar el impacto medioambiental que supone la alteración de los cursos fluviales. Por otro lado, hay que evaluar no solo los riesgos que corren las poblaciones existentes presa abajo y los movimiento migratorios causados por su construcción.
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Pantano de Sau (Barcelona).
Voces a favor y en contra

A finales de los años 60, empezaron a surgir en Estados Unidos las primeras críticas a la construcción de grandes presas. A lo largo de los 70 los argumentos económicos y ecológicos acabarían por poner en crisis el modelo en cuestión.
A principios de los 90, Daniel P. Beard, director del Buereau of Reclamation, en su discurso ante la Comisión Internacional de Grandes Presas, en Durban, Sudáfrica, decía: “El Bureau of Reclamation de Estados Unidos fue creado como un organismo de construcción de obra pública hidráulica. Los resultados de nuestro trabajo son bien conocidos: las presas de Hoover, Glen Canyon, Grand Coulee y otras fueron construcciones monumentales, motivo de orgullo para nuestro país y para nuestros empleados. Sin embargo, hemos llegado a la conclusión de ue debemos efectuar cambios significativos. Nos hemos dado cuenta de que los costes de construcción y operatividad de proyectos de gran envergadura no pueden recuperarse. Con el tiempo, la experiencia nos ha dado una apreciación más clara sobre sus impactos medioambientales. Fuimos lentos en reconocer estos problemas, y aún estamos aprendiendo cuán agresivos son y cómo corregirlos. También nos hemos dado cuenta de que existen diferentes alternativas para solucionar los problemas de uso del agua, que no implican necesariamente la construcción de presas. Las alternativas no estructurales son a menudo menos costosas de llevar a cabo y pueden tener un menor impacto ambiental. El resultado ha sido que la época de construcción de presas en Estados Unidos ha llegado a su fin”.

Sin embargo, en España existen voces contrarias como la de Luis Berga, presidente de Icold. Según este ingeniero “hay una manía, que se traduce en los medios, de decir que la construcción de grandes presas ha terminado. Pero eso solo fue en los 90. Ahora hay 1.200 grandes presas en construcción, y 370 de ellas son muy importantes”. Para Berga “el agua hay que guardarla, con los costes económicos y sociales que ello tiene”. A pesar de esto afirma también que “hoy en día, en lugar de querer controlar todo con presas, se ve que hay alternativas”.

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